Mientras que los capitanitos de las empresas y de la política sigan creyendo que emplear a alguien es realizar un acto de caridad, así nos irá.
¡No, señor mío! Cuando usted me emplea, estamos llegando a un acuerdo. En todo caso, debería de darme las gracias ud. a mí. Pues soy yo el que le alquila mi tiempo y mi salud para su lucro personal.
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